
Fotografia de Courtney Milne
Las alas del Universo se agitan
al paso de sus ángeles,
esfinges del amor
portadoras de vida y muerte.
Complices del espacio
en que se sueñan los sueños,
tejedoras de la urdimbre cósmica.
El corazón es de la misma sustancia que el cielo.
Para un pensamiento alegre es
como la Estrella de los Justos, o un feliz presagio.
Para un pensamiento encolerizado es
como la tempestad y la tormenta.
Para un pensamiento compasivo es
como la brisa y el rocío.
Para un pensamiento severo es
como un sol ardiente o una helada otoñal.
Todos esos aspectos se alternan, basta con aceptar su irrupción o desaparición para sentirse libre como el universo,
de la misma sustancia que el cielo.
Hong Zicheng.
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