viernes, 8 de octubre de 2010

A NINGUNA DISTANCIA DE MI MISMO


Hoy no para de llover, así que es un buen dia para pasear por La Red, donde no llueve, y hay de todo..bueno menos lluvia y sol
Aprovecho para colocar esta direccion donde se pueden ver unos vídeos de Douglas Harding y de Richard Lang, subtitulados al español, por si le interesan a algún paseante del brisasclub.
saludos, roque.

3 comentarios:

cronopia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
cronopia dijo...

La mirada
"Hay en el centro de nuestro ser un lugar privilegiado desde donde sentarse a ver el despliegue de nuestro mundo interno. En días y noches, paraísos e infiernos, cielos y tierras, los paisajes de nuestra alma se abren ante el ojo interior que los recorre. Paisajes poblados de ángeles y demonios, héroes y villanos, víctimas y verdugos que también somos nosotros. Nosotros y nuestro paisaje, interactuando a la vez con el paisaje externo y sus moradores (si es que tal distinción tiene algún sentido) en un continuo juego de influencias mutuas que nos cambia y cambia nuestro mundo y el mundo a secas.
Alguien que mira a alguien que hace y en el hacer se transforma y transforma. Y se transforma porque existe la mirada, la mirada interior, la mirada consciente que, si mira sin juicio, sin condena, con pura aceptación de lo que ve, puede constituirse en el núcleo alrededor del cual se integre ese paisaje aparentemente caótico, el de adentro y el de afuera, en un cosmos, un orden, una síntesis, un lugar de unidad desde cuyo centro irradie el puro ser en inocencia y en verdad.
Y es que esa mirada es inocente y verdadera. O mejor dicho, esa mirada es inocencia y es verdad, y si se orienta sin filtros acusatorios o justificativos, temerosos o heroicos, manipulativos o rescatadores, su amorosa transparencia ilumina y redime cuanto mira.
La mirada verdadera, que es nuestro centro, es también el camino a nuestro centro. Esa mirada que reconoce y acepta nuestra pura maldad, que deshace nuestros autoengaños, que se abre paso a través de nuestras justificaciones y pretensiones de bondad y elevación, que lava nuestra amargura y derrite nuestro perfeccionismo, que rebaja nuestra inflación y hace desaparecer nuestro autodesprecio.
Esa mirada que nos descubre en nuestra desnudez y que nos hace humildes, y que, a través del don, de la bendición de la humildad, nos lleva al amor por nosotros mismos y por nuestros semejantes. Porque ellos son como nosotros, y son nuestro espejo, y son nosotros.
Humildad es una hermosa palabra. Viene de humus, tierra, el barro sustentador y fértil del que estamos hechos, ese barro animado por el espíritu, el ruah, el aliento divino, ese divino barro que, cuando se está en sí mismo, cuando se acepta y honra y respeta a sí mismo, es el lugar del milagro cotidiano, la cuna del niño, la simple morada desde la que irradia... eso.
Decir la verdad. Decirse la verdad con amor, con sencillez, con compasión. Ser quien se es aquí y ahora, sin más, sin menos, sin ambición ni vergüenza. Qué práctica tan bella, qué camino espiritual tan hermosamente heroico, tan amoroso, tan tierno, tan humano.
Vivir en la verdad, en la pura verdad de nuestro humus, al arrimo del amor del Padre/Madre".
de Amelia : http://elsignodelalibertad.blogspot.com/

Felisa y Ernesto dijo...

Thanks polo link
Felisa